Todo sistema necesita una gestión continua para mejorar la eficacia y la eficiencia de nuestra empresa, y obtener mejores resultados.
En numerosas ocasiones, los ajustes organizativos y las exigencias del día a día dificultan la necesaria atención y el esfuerzo que requiere la gestión del sistema, dando lugar a una gestión discontinua que repercute negativamente en la operatividad, la calidad del servicio o producto, y en la rentabilidad de su negocio.